Monday, November 28, 2011

La inteligencia del Corazón VI, de R.A. Schwaller de Lubicz



VI

LO QUE ESTÁ VIVO SE MUEVE, ESTE
MOVIMIENTO ES: 0 BIEN CUANTITATIVO EN
EL ESPACIO Y EL TIEMPO 0 BIEN
CUALITATIVO 0 FORMAL, ES DECIR, QUE
DEFINE EL ESPACIO Y EL TIEMPO,
CONSIDERÁNDOSE EN ESTE CASO LA
FORMA COMO IDEA ANTES DE LA
SUSTANCIA FORMADA 0 MATERIA. EXISTE,
PUES, LA VIDA APARENTE Y LA VIDA CAUSAL
DE ESTA APARIENCIA.


HAY varias formas de definir la Vida, pero la única perfecta sería que
la Vida es la Presencia Divina.

Llamamos cuerpo muerto a un mineral, a una planta muerta, a un animal
sin movimiento, sin respiración, inerte, incapaz de asimilar un alimento, de
sentir una fuerza exterior, de expresar una sensación o un pensamiento, o sea, a
la detención de la relación consciente del ser con el ambiente. Pero también la
anestesia y la catalepsia, así como el profundo sueño natural, tienen que ver
parcialmente con esta descripción.

Por lo tanto, un cuerpo sólo muere cuando se descompone en sus elementos
constitutivos.

De esta forma, después de la eliminación de la consciencia cerebral
queda todavía tina subconsciencia vital posible en la muerte aparente, como
queda una vida innata de la materia después de la supresión de la
subconsciencia, 0 sea, una continuación del «morir» en la descomposición
corporal.

De hecho, es imposible matar a un ser nacido en la Naturaleza, ya sea
mineral u hombre.

De la sal fija indestructible de los huesos a la Consciencia compleja
hay inmanencia de Vida.

Lavoisier tenía razón, pero no como creía, ya que si nada se pierde, lo
que no se pierde es siempre la misma y única cosa y todo, finalmente, se reduce
a esta misma y única cosa.

Hay que hablar de la muerte para intentar comprender la Vida.
La muerte definitiva no existe, sólo hay cambios de estado no permanentes. La
permanencia se da en la Causa original y lo transitorio se da en las fases de la
toma de consciencia de uno mismo. El impulso hacia esta Génesis universal es la
Vida de la apariencia.

Si la muerte definitiva no existe (lo cual sólo se refiere al ser
natural y no al hombre animado) esto significa que todo es vida, y esta vida
puede asumir una forma corporal o puede ser metafísica o forma sin cuerpo, es
decir, la Idea de la forma que se corporaliza, del mismo modo que las líneas de
fuerza energéticas de una «estructura base» son necesarias para el cristal o
reunión de moléculas dispersas. Pero existe también el óvulo de donde se genera
el feto; ya no se trata entonces de una reunión de moléculas dispersas en una
solución: se trata de la formación corporal de elementos energéticos
seleccionados por la Idea en el medio alimenticio. LA SIMIENTE 0 IMPULSO PATERNO
ES LA IDEA.

El Espíritu, la Causa divina está mucho más cerca de nosotros de lo que
puede imaginar nuestro pobre cerebro.

Un grano cualquiera, ¿no es la Idea metafísica de la forma corporal que
va a generar? Un catalizador, ¿no es la Idea energética de la composición que
provoca. Si la enseñanza esotérica de la Ciencia Sagrada no sirve para probar
que el Espíritu es un hecho ni para demostrar el proceso de la consciencia y las
fases sucesivas del «morir» del cuerpo y de la forma transitoria, entonces toda
esta enseñanza no es más que una especulación filosófica gratuita y sin valor.

Decimos «Dios», y no sabemos lo que es.

Decimos «Espíritu» y no comprendemos esta abstracción,

Decimos «Energía» y lo ignoramos todo acerca de su naturaleza.

Vemos los efectos y les atribuimos una causa de que unas veces es Dios,
otras veces el Espíritu-Verbo y otras la Energía, palabras que reemplazan la
ignorancia, pero plantean hipótesis que no podemos dejar de formularnos.

La especulación por sí sola no puede resolver estos problemas. Lo único
que hace es reunir elementos concretos, materiales, conocidos sensorialmente; y
la metafísica no tiene sentido para el razonamiento «cerebral».

Por otra parte, siéndonos impuesta la hipótesis de la abstracción como
premisa, nos es preciso buscar la solución con los medios de los que disponemos.
Estos medios se reducen a la enseñanza de la Naturaleza y a nuestra comunión
natural con ella, al ser nosotros su producto final. después es necesaria la
traducción o reducción a lo concreto, accesible a través de nuestros sentidos Y
razonable a través de la función cerebral, cuando queremos expresar nuestro
conocimiento. Ahora bien, la experiencia «simpática» es siempre discutible,
incierta, mientras no esté «objetivada».

Para estar tan seguros de nuestro Conocimiento como lo estamos de
nuestro Saber tenemos que buscar la prueba experimental que demuestre que el
Espíritu, lo abstracto, se hace concreto por medio de un camino determinado.

La Ciencia Sagrada afirma que esto es posible y nos lo muestra a través
de su «Esoterismo», el cual sólo está «herméticamente» cerrado para la
inteligencia cerebral, y así continuará si no cultivamos otro aspecto de la
Inteligencia y otra mentalidad diferente a aquella que está en el fondo del
desván de nuestras escuelas.

Es por eso por lo que los Sabios dejan especular a los ociosos y
contemplan la Naturaleza. Esta es la principal enseñanza. Un sonido evoca todos
sus armónicos, una bellota de roble evoca el roble: es todo un complejo armónico
que, en el reino vegetal, es el roble. Pero los armónicos musicales son
vibraciones corporales, de naturaleza acuática. La simiente (el sonido o la
bellota, el grano o el espermatozoide) es de una naturaleza específica y esta
especificación es la génesis de las simientes del Mineral hasta el hombre, la
reducción espacial de la sustancia sin forma.

No hay «primer grano» y el huevo ha sido anterior a la gallina. La
sustancia de este huevo siempre ha existido como sustancia sin forma, Virgen
Cósmica. El esperma del gallo, por el contrario, ha llegado a ser, ha sido
generado desde la nebulosa cósmica hasta él.

El principio crístico, por el contrario, será fecundación directa, sin
semilla especificada, como un salto entre el origen abstracto y el producto
final humano: Dios-Hombre.