¿Por qué hacemos práctica espiritual en general?
Lo que nos impulsa a buscar lo espiritual es lo mismo que
nos impulsa a actuar en la vida cotidiana, es un anhelo al bienestar y a la
plenitud. Lo que pasa es que en la vida cotidiana generalmente, para
intentarlo, lo que hacemos es, como yo suelo decir en broma, "cambiar los
muebles". Es decir, nos dedicamos cambiar lo externo, a pintar la casa
cada dos por tres, a cambiar de automóvil, a cambiarnos de ropa por supuesto
más a menudo y cuando nos cansamos, cambiamos de pareja. Es decir,
constantemente buscamos el cambio de lo externo pensado que nuestra felicidad,
bienestar y plenitud depende de esa transformación externa. Fijaros bien cómo
toda nuestra vida estamos metidos en ese trabajo constante, a veces arduo,
estresante y cansado.
Si lo analizamos, nos damos cuenta que de ese modo es
imposible conseguir una auténtica plenitud. Al poco tiempo, ese cambio externo
empieza a ser insatisfactorio y otra vez nos induce a otro cambio, y así nos
pasamos la vida. Los que han investigado y tratado de descubrir realmente las
causas de la felicidad, por ejemplo el Buda, descubrieron que ésa no es la
solución, que realmente la satisfacción y la plenitud no están fuera, sino que
están en el interior.
Ese constante cambio de relaciones, de cosas, de estado,
etc., lo único que hace es agotarnos, porque siempre acabamos tan insatisfechos
como antes. Por tanto debemos dejar de poner, al menos ahora, toda nuestra
energía en lo externo, para gradualmente, poco a poco ir poniendo más energía
en un cambio en una transformación de nuestra actitud interna, que es lo que
realmente nos puede acercar a una satisfacción y finalmente conseguir la
plenitud que es lo que todos queremos en el fondo.
Si estamos todos de acuerdo, el paso siguiente sería
preguntarse cómo se lleva a cabo esto. ¿Cómo se hace eso? Aquí es donde
intervienen las enseñanzas de los maestros que han experimentado ese camino,
que se llama Dharma en budismo, que nos acerca gradualmente a la plenitud, a la
satisfacción, a nuestra propia naturaleza. Porque el problema es que vivimos
apartados de nuestra propia naturaleza, en vez de mirar hacia dentro y
descubrirla, estamos fascinados por lo externo y eso hace que estemos
constantemente activos y frustrados, porque eso no va a cambiar lo que somos
realmente y por tanto no se produce el efecto deseado.
¿Cómo descubrimos nuestra naturaleza?
En definitiva, la
practica espiritual no tiene otro objetivo que ese, no es cambiar de
personalidad, no es hacer una cosa diferente y vivir de un modo diferente, no
es de nuevo cambiar los hábitos, sino más bien empezar a descubrir poco a poco
nuestra propia naturaleza y sus cualidades que están ahí y han estado siempre
ahí, no son algo que tengamos que construir, que tengamos que buscar en
Shamabala por ejemplo, sino que está dentro. Ese es el trabajo que tenemos que
hacer, descubrir eso que esta siempre ahí, lo que pasa es que está oculto,
cubierto por toda una capa increíble de impresiones, impulsos y actitudes que
nos mantienen atrapados en esa carrera desenfrenada de cambiar lo externo.
Para hacer todo esto se han descrito diferentes formas de
acercamiento o de práctica o de camino, dicho de otro modo, el Dharma se ha
explicado y se ha presentado de muchas formas diferentes, pero siempre de
acuerdo con las características de las personas, del mismo modo que cuando
vamos a hacernos un traje pedimos que se nos tomen medidas y que se adecue a
nuestra complexión física, del mismo modo debemos encontrar la práctica
espiritual que se adecue a nuestra personalidad, a nuestra idiosincrasia,
nuestra cultura y sobre todo nuestra psicología, para que nos ayude realmente a
iniciar un proceso de transformación, que no consiste, es importante
recordarlo, en cambiarnos la personalidad. Lo que intentamos hacer con la
práctica del Dharma no es cambiar la estructura de la personalidad o del ego,
sino más bien trascenderlo, ir más allá, porque el ego no es otra cosa que una
idea falsa de lo que somos, una cosa que justamente es lo que nos separa de
nuestra propia naturaleza.
El ego es el cascarón que oculta nuestra naturaleza, ese
cascarón está formado por esas percepciones erróneas de lo que somos y de lo
que es la realidad y todas las emociones aflictivas, básicamente aferramiento y
aversión, y los impulsos que provocan, que quedan archivados en el
subconsciente y que poco a poco van conformando nuestra personalidad. Por error
nos identificamos con eso, pensamos que eso es lo que somos, y no la esencia,
la naturaleza búdica como decimos en budismo, que está por debajo de ese
cascarón. Por tanto, el objetivo de la práctica espiritual es desconectar y
aprender a desidentificarse con el ego, hasta trascenderlo, lo que nos permite
descubrir nuestra propia naturaleza que ha estado siempre ahí y estará siempre,
no tenemos que ir a otro sitio y cambiarnos en algo nuevo, sino descubrir
nuestra esencia.
¿Cómo es esa esencia?
Normalmente, debido a que nos
identificamos con el ego, nos sentimos como algo separado, como totalmente
encerrados en ese cascaron que mira hacia afuera a través de dos agujeros
normalmente que se llaman ojos y otro agujero más complicado que se llama
mente. Ello quiere decir que nos sentimos como mentidos en esa, en el fondo,
prisión, y desde ahí miramos a lo externo. En función de nuestra imaginación y
de los impulsos, vamos imaginando ese mundo externo a nuestra manera, como si
el mundo exterior estuviese inconexo de mí, y yo, mientras tanto, estoy aquí
dentro y en función de esos impulsos, voy proyectando sobre eso que hay fuera
mis ideas, sensaciones y percepciones. A veces lo veo como amenazante y me
entra paranoia, a veces lo veo como algo que me puede hacer feliz y entonces
intento obsesivamente engancharlo y de ese modo voy perpetuando ese error de
verme separado.
SI por el contrario me salgo de esa cárcel ¿qué ocurre?
desaparecen esos muros, esas paredes, desaparece la celda y me siento en plena
interrelación, en total dependencia armónica con todo. esa es la realidad e las
cosas, todo es así, todo existe en interdependencia, todo existe en armonía. Si
lo observamos desde esa perspectiva panorámica más amplia, no encerrados en
puntos de vista relativos y subjetivos, nos damos cuenta que todo funciona
armónicamente. Pero normalmente empiezo a meterme en la cárcel del yo, en la
prisión del yo, empiezo a querer y a no querer en función de mis obsesiones y
paranoias, y pierdo la armonía de la existencia.
Por tanto, lo que intentamos hacer es empezar a desconectar
de esas prisiones que nosotros mismos nos imponemos, nuestra percepción corta y
totalmente relativizada de la existencia y abrirnos a una percepción amplia de
la realidad y de ese modo desconectar todas esas obsesiones y paranoias que nos
mantienen en las neurosis y las psicosis del ego. Esto lo enfatizo porque entendiendo
esto nos ayudará a ver cómo funciona el camino espiritual y particularmente el
tantra.
El Buda explicó muchas formas de ir liberándose, de ir
conectando con nuestra propia naturaleza, pero básicamente se pueden resumir en
tres tipos de prácticas espirituales, o de caminos o de Dharmas, hay diferentes
formas de decirlo, y esto no es más que una forma de hacerlo, porque el Dharma
no es sólo del Buda o de los budistas, el Dharma es la sabiduría, esa capacidad
de abrirse, esa capacidad de entender la realidad y todas las cualidades
positivas que comporta. Y por tanto eso pertenece a todos los seres, y los
maestros espirituales, y maestros que han llegado a la plenitud, a veces
manifiestan formas de entender esto, que, como decía antes, se adecuan a la
cultura, al momento, a la personalidad de la gente. Y por eso el Dharma no es
algo exclusivo del budismo. Pero centrándonos ahora en el camino budista, que
es el que estamos tratando aquí, hay tres formas básicas de practicar.
Hay una primera forma de práctica que se llama, a veces
Hinayana, otras veces Theravada, pero que quizás mejor llamarla Theravada
porque Hinayana quiere decir "pequeño vehículo" y los que la
practican pueden sentirse un poco menospreciados. En realidad no es así, no es
la intención, pero puede parecerlo. En cualquier caso hay una primera forma de
práctica que se llama Theravada o Hinayana. En ella lo que hacemos es que, al
estar preocupados por nuestro sufrimiento, al darnos cuenta de la
insatisfacción del ego, generamos, sentimos un deseo de liberarnos de esa
cárcel, y conseguir la liberación, salirnos de ese cascarón y experimentar esa
plenitud de un ser libre.
Esa sería la forma básica de práctica budista. Para
conseguir eso lo que hacemos es, poco a poco, vamos librándonos, vamos
renunciando, vamos disminuyendo, vamos curándonos, de esas paranoias y
obsesiones del ego y todas las actitudes, los pensamientos, las emociones, que
comportan y que nos hacen sufrir. Para ello necesitamos el apartarnos un poco
del mundo externo ¿por qué? Porque si no se nos "amontona el trabajo"
como decimos comúnmente. Todos vosotros habéis tenido la experiencia de cuando
estamos en meditación, tenemos un momentito en el que se para, se suelta
aquello, tienes un momento de apertura, pero cuando estamos en el trabajo, en
las relaciones, en medio del tráfico, pillados en un atasco, seguramente no es tan
fácil. Espero que no sea algo que me pase sólo a mí.
Por tanto, si lo que quiero es poco a poco calmar la mente,
aprender a no conectarme o a desconectar de todas esas actitudes destructivas,
lógicamente necesito detener un poco lo externo, es decir, encontrar una
situación tranquila, relajada, en la que yo pueda realmente dedicarme a ir
desarrollando ese trabajo. En términos técnicos diríamos que lo que hago es
renunciar a según qué situaciones conflictivas para empezar poco a poco a ir
desconectando de actitudes conflictivas, destructivas, hasta que finalmente
aparezca, emane mi propia naturaleza. Es como el camino de la purificación, de
la limpieza, es decir, voy viendo donde está la suciedad y la voy limpiando.
Pero luego hay otro camino, una segunda forma de práctica
que se da cuenta que no sólo estoy yo aquí, hay una interrelación con los
demás, que de hecho todo lo que yo hago afecta a los demás y lo que hacen los
demás me afecta a mí también, y que en cierto modo, estamos todos en el mismo
barco. Mientras haya insatisfacción, sufrimiento, eso me estará afectando a mí
porque estamos todos en la misma existencia, estamos todos conectados,
existimos interdependientemente. Aquí ya no busco sólo mi propia salvación, mi
propia liberación, sino que busco la salvación la liberación de todos. Esto es
un método mucho más potente. Porque en el primero, aunque desee desprenderme
del cascarón del ego, como que estoy muy preocupado de liberarme yo, allí hay
un apego sutil que es muy difícil de quitar. Cuando yo empiezo a decir, no soy
yo solo, incluso los demás son más importantes que yo, porque yo soy uno solo y
los demás son infinitos. Cuando lo miro así, de una forma más objetiva, es
decir, menos desde la cárcel del ego, empiezo a darme cuenta de que cuando busco
el bienestar y la plenitud de todos, de hecho es cuando más me acerco a mi
propia plenitud, porque eso me ayuda a salirme de la prisión del ego.
Es un camino más vasto, más amplio, pero evidentemente un
poco más difícil, es más difícil liberar a todos del sufrimiento de la
insatisfacción del ego, que liberarse uno solo. No obstante hay una fuerza
mucho más grande en función de esa motivación tan amplia, tan universal que
hace que si realmente me meto en ella, ese cascaron pobre, egocéntrico del ego,
se rompe en mil pedazos, por tanto tiene una gran fuerza, eso es lo que en
budismo se llama el camino Mahayana, el camino del bodisatva. Algunos ya
conoceréis esto, Maha es gran y por eso Hinayana era pequeño. Pero no hay que
decir "yo me apunto al Mahayana porque evidentemente este es algo más
elevado", no es esto, no es un tema de meterse en una escuela, de hacerse
socio de eso o de aquello sino que depende de nuestra motivación, de cuál es
nuestra auténtica motivación.
Esto empieza a funcionar y a ser así cuando esa motivación
empieza a funcionar, cuando yo realmente siento eso. Quizás actualmente a lo
mejor no soy ni Hinayana porque de lo único que me estoy preocupando es de
"cambiar los muebles".
Ahora bien, nosotros los occidentales tenemos una tendencia
al pesimismo, cuando descubro eso, pienso que "yo no sirvo para eso".
No es verdad, porque puede que yo ahora no esté allí, pero si soy capaz de
vislumbrar esa perspectiva, ya una parte de mí está ahí, si yo soy capaz de
soñar algo, ya he conectado con esa utopía, estoy en el primer punto de ese
camino, por tanto puedo ir agrandando mi motivación, abriendo mi mente hasta
poder abarcar a todos los demás en esa motivación, no sólo este mundo pequeñito
y egocéntrico de "yo mi,mí, mío".
Pero incluso cuando llegamos a ese tipo de práctica, nos
damos cuenta de eso y estamos dispuestos a emprender ese camino, a realmente
dejarnos ya de historias, de acabar con el sufrimiento, no sólo el propio sino
el de todos, entonces esas personas que tienen esa motivación, que toman esa
decisión, y emprenden ese camino, se convierten en bodisatvas, los guerreros
del despertar, son esas personas que tienen el coraje, la energía la fuerza, de
emprender ese camino, y por tanto ya no sólo se dedican a curarse y a cuidarse,
a irse a ese rinconcito tranquilo y sereno donde experimentar el propio gozo de
la meditación o de la liberación, sino que no dudan meterse en el mundo donde y
cuando haga falta para ayudar a los demás. Porque eso no sólo no les produce
dolor y sufrimiento sino que al contrario es lo que más alegría y gozo les
produce. Y por tanto el camino del bodisatva es un camino de entrar en el
mundo, pero no para "cambiar los muebles" sino para hacer todo
aquello que ayude a los demás a desarrollar la motivación para avanzar en este
camino.
El primer practicante, el Theravada, el que busca su propia
liberación, generalmente practica tres adiestramientos fundamentales, que son
la ética, la concentración y la sabiduría.
La ética quiere decir que tienen una relación armónica
consigo mismo y con los demás, y con el medio por supuesto, porque si no, eso
directa o indirectamente, a la corta o a la larga, se traduce en más costras,
en más suciedad del ego, y más sufrimiento por tanto. Por consiguiente la base
de la práctica es una relación armónica con uno mismo, con los demás y con el
medio. Lo podemos traducir en hacer el menos daño posible y hacer el más bien
posible. Porque eso es el rasero que nos mide a todos los seres, todos los
seres queremos estar bien, nadie quiere sufrir.
La segunda práctica es la concentración, porque sin la
concentración, y de esto todos tenemos experiencia ¿qué pasa con nuestra mente?
que se pierde constantemente, que no hay forma de atraparla. En los gráficos
tradicionalmente se representa un elefante y a un monjecillo detrás intentando
atraparlo. Eso es lo que hacemos cuando intentamos meditar, nos sentamos ahí,
todo es perfecto, no hace frío, estamos comidos, alimentados, tenemos de todo y
sin embargo la mente no para, no hay manera. Por tanto necesitamos
concentración, y la base de la concentración es la atención, si no hay atención
es imposible concentración. Con concentración nosotros vamos dirigiendo la
mente, no ella nos va dirigiendo a nosotros.
El tercer adiestramiento, la tercera práctica y la más
importante es la sabiduría. La sabiduría no es convertirnos en una especie de
viejito con barba blanca o si somos mujeres una bruja intuitiva. No es nada de
eso, es desarrollar la capacidad de ver más allá de la percepción del ego. El
ego está siempre proyectando las cosas según le convienen o según lo ve con sus
gafas cortas de vista. Es ser capaz de ir más allá de eso, de no creernos esa
ilusión, esa mentira de cómo son las cosas y poder ver la realidad tal como es.
Por tanto ese es el auténtico adiestramiento. Lo que ocurre es que si nuestra
mente no está dominada, no tenemos concentración, es imposible observar la
realidad porque estaremos atrapados constantemente en todas las ilusiones del
ego.
Estas son las tres prácticas fundamentales, pero el
bodisatva, aquél que va más allá de la propia liberación personal, busca la
liberación universal de todos los seres. Él practica seis perfecciones o seis
adiestramientos, que son además de esos tres, la tolerancia, la perseverancia y
la generosidad. Porque si hemos decidido meternos en el mundo a salvar a todos
los seres, nos va a hacer falta mucha tolerancia, que a veces se la llama
paciencia. Es algo obvio. La generosidad es también evidente que hace falta
mucha así como la perseverancia. Por tanto el bodisatva lo que hace es dedicar
su vida al perfeccionamiento de estas seis cualidades: generosidad, moralidad o
ética, paciencia o tolerancia, entusiasmo o perseverancia, concentración y
sabiduría.
¿Estamos alguno de nosotros imposibilitados de aplicar esto
en nuestra vida según nuestra capacidad? No, todos podemos ir aplicándonos poco
a poco en la medida de nuestras posibilidades a desarrollar estas perfecciones.
Cuando conseguimos perfeccionar éstas, conseguimos llegar a la plenitud a la
budeidad, porque hemos conseguido conectar con nuestra naturaleza y sus
cualidades. Porque esas cualidades de la generosidad, ética, tolerancia,
entusiasmo, concentración y sabiduría no es algo, de nuevo, que esté fuera y
que nosotros no tengamos. Todos tenemos un cierto grado de esas cualidades ya
que emanan de nuestra propia naturaleza, todos los seres por tener la propia
naturaleza, tienen al menos en potencia esas seis cualidades y por medio de
identificarnos con eso y no con ese ego, con todas sus capas superficiales de
soy guapo, soy feo, tengo barba, no tengo barba, etc., si dejamos de
identificarnos con eso y empezamos a identificarnos con esas cualidades,
estamos saltándonos el ego por encima, estamos empezando a reconocer aspectos
de nuestra propia naturaleza, hasta que finalmente podemos con el
perfeccionamiento de esas cualidades, identificarnos plenamente con ella.
Kalachakra es todo esto. Kalachakra no es un señor con no se
cuantos brazos y piernas, esto es un símbolo, Kalachakra es la plenitud del
ser.
El camino Mahayana a su vez tiene dos formas de practicar,
una es, como he descrito, perseverar en ir desarrollando las seis perfecciones
y poniéndolas en acción en nuestra vida para de ese modo ir desconectando las
características del ego e irnos identificando con nuestra naturaleza de forma
gradual, lo que quiere decir que nos consideramos en este momento en este estado
de ego y poco a poco vamos a ir desconectando de él y descubriendo
paulatinamente el Buda en nuestro interior, es por tanto un camino gradual en
este sentido.
Pero hay alguno de estos bodisatvas que piensan que esto es
"demasiado" gradual, piensan "no puedo esperar tanto tiempo
porque están todos sufriendo desesperadamente", ellos creen que es como
cuando nosotros vemos que alguien se ha caído al mar y no sabe nadar, y
entonces dijéramos, "hombre si yo quiero salvarte pero es que es hora de
comer, me voy a comer y luego vengo". Cuando estamos realmente motivados
por la compasión y amor del bodisatva no podemos esperar, no podemos pensar que
las demás personas esperen a que él se ilumine, su aspiración y su deseo de
acabar con el sufrimiento no le permite esperar tanto. Entonces lo que hace es
querer la iluminación lo más rápido posible. Para estas personas excepcionales,
el Buda mostró otra forma de práctica más rápida: el tantra o también llamado
Vajrayana. El Mahayana puede ser por tanto Sutrayana, el camino de las seis
perfecciones, y el Vajrayana o Tantrayana. Vajra significa indestructible, el
vajra es un implemento que llevan los practicantes junto con la campana:
A su vez es un símbolo, es un cetro que simboliza esa
compasión universal, ese deseo de aliviar del sufrimiento a todos los seres y
llevarlos a la plenitud. Y la campana simboliza la sabiduría, que todo esto que
estamos experimentando, que lo que estamos viendo, no es más que una percepción
del ego, está vacío, no es verdad. Por tanto esa inteligencia, esa comprensión
de la realidad de las cosas más allá de la percepción del ego, eso representa
la campana.
Por tanto cuando el maestro o nosotros mismos utilizamos el
vajra o la campana, lo que estamos haciendo es decir que debemos meditar, que
debemos vivir en la compasión y en la realidad de las cosas, a la vez, unidas.
En el tantra lo que hacemos es no tanto irnos purificando
gradualmente para que aparezca el Buda interior, para que despierte el Buda
interior, sino que lo que hacemos es identificarnos ahora mismo con ese Buda
interior. Evidentemente no es fácil, porque cuesta mucho entender qué es eso y
dónde está, porque estamos totalmente identificados con el ego. Por eso se
considera que el tantra es una práctica avanzada, no se considera una práctica
para alguien que se inicia. Para que el tantra sea eficaz necesito antes haber
dominado un poco la mente al menos, con el camino básico, la ética, la
concentración y la sabiduría, Porque si no tengo la sabiduría cuando me dicen
que me identifique con mi Buda, lo que haré será identificarme con el ego, y de
eso ya sabemos mucho, es justamente lo que no queremos. Por tanto tenemos que
tener alguna comprensión al menos de cómo es esa existencia más allá del ego y
sus proyecciones, y por supuesto necesitaré tener cierta calma mental para
poder practicar, porque si estoy preocupado en cómo resolveré lo de la
hipoteca, difícilmente voy a seguir el camino, si estoy peleado con todos
incluso conmigo mismo ¿cómo voy a descubrir mi Buda interior? Por tanto hace
falta una cierta base, una cierta experiencia del camino general para practicar
adecuadamente el tantra.
Si no tengo esa experiencia puede ser incluso peligroso, ya
lo advierten tradicionalmente, dicen que el tantra es una especie de caña con
una serpiente dentro, que no sabes porque lado te va a salir. Porque si lo
interpretamos mal, en vez de identificarnos y magnificar el Buda que tengo
dentro, lo que voy hacer es magnificar el ego, y en vez de conseguir la
budeidad voy a conseguir la egoicidad. Y de ahí si que cuesta mucho salirse,
fijaros lo que nos cuesta a nosotros que somos el ego por excelencia, sería aún
más complicado. Por lo tanto hay que hacerlo con cuidado practicado
adecuadamente con una base, con un seguimiento y con un maestro cualificado.
Otras dos diferencias fundamentales del tantra con el camino
básico son, la primera, que si bien en el camino básico lo que hacemos es
apartar, renunciar y desconectar, limpiar trascender las energías y acciones
destructivas, en el tantra lo que hacemos es utilizarlo todo, como un plato con
todos los ingredientes, así lo que hacemos es transformar las emociones
destructivas como el apego, la aversión, la envidia los celos, todo eso es
utilizado. Si yo sé, con la práctica de la sabiduría, desconectarme del
contenido y quedarme en la esencia que hay en esa energía, entonces la puedo
canalizar para alimentar el Buda dormido que está en nuestro interior. La
segunda diferencia especial del tantra y que lo hace más potente, es que con el
tantra utilizamos lo que diríamos estados alterados de conciencia, inducimos
por medio del yoga, de prácticas psicofísicas, estados profundos de consciencia
en los que hay menos conceptuación, menos ego, y por tanto nos acercan a la
naturaleza profunda de nuestro ser.
Se emplean toda una serie de prácticas yóguicas en las que
trabajamos con las energías, no sólo con el cuerpo y con las actitudes,
inducimos estados sobre todo profundos de gozo por medio de trabajos
psicofísicos, en los cuales la mente, la consciencia es más sutil, más refinada
y en ella es mucho más fácil desarrollar la concentración y la sabiduría. Esos
son los dos aspectos específicamente beneficiosos del tantra que lo hacen mucho
más rápido.
Evidentemente eso nos da cuenta que esa rapidez implica peligros,
trabajar con las emociones destructivas es como trabajar con serpientes, no es
lo mismo trabajar con palomas. Por eso se dice que conforme avanzamos por estos
tres caminos, son cada vez más difíciles y se requiere más capacitación más
dominio de uno mismo y más maestría, como la diferencia entre conducir una
bicicleta o un automóvil de carreras que sería el Mahayana y pilotar un jet que
sería mucho más difícil, con un jet llegamos antes, pero si no lo controlamos
bien puede que no lleguemos nunca.
Las enseñanzas que dio el Buda las daba siempre en función
de la capacidad de sus discípulos, a unos les daba Theravada, a otros Mahayana
y a otros el Tantrayana. En tantra se trabaja con deidades, hablamos de Tara,
Vajrayoguini, Vajrasatva, Heruka... A veces nos acercamos a estas deidades con
una mentalidad judeocristiana y pensamos que hay un señor que está por ahí en
una postura rara con muchas piernas y ojos. Si iluminarse fuese eso uno se lo
pensaría. En realidad son una representación o arquetipo de una determinada
energía búdica que necesitamos concretar en algo, porque la mente del ego es
concreta. Si al ego le dicen "piensa en la plenitud" decimos
"¿eh?". Necesitamos concretar. Si utilizamos un arquetipo que es una
imagen cargada de una determinada energía y que simboliza un conjunto de cosas,
entonces eso nos va acercando a la esencia. Pero hay que entender que esos
símbolos, como todo, son una ilusión, no significa que tengamos que ir por la
calle en esa postura. Tampoco es alguien que está en un sitio esperándonos y
que nos manda cosas. La plenitud está en todo constantemente, yo no tengo que
invocar a Tara para que venga, la plenitud está en todo, la invoco para
acordarme yo que está la plenitud y que esa plenitud tiene la característica de
la ayuda compasiva, amorosa e inmediata que es Tara, u otra energía más difícil
de explicar que es Vajrayoguini.
Si utilizamos estas deidades, no sólo me concreto con esas
cualidades a la hora de visualizarlas, sino que lo más importante no es
quedarse en el color y la forma, sino en las cualidades, darse cuenta que tengo
presente la plenitud manifestada, el amor, la compasión, la sabiduría y que
además la concreto en ese color que me va a ayudar a desarrollar la
concentración. Pero son muy importante las cualidades porque eso es con lo que
quiero conectar, con mis propias cualidades que están en mi interior. El
arquetipo es lo que me conecta con esas mismas cualidades que están en mi
propia naturaleza búdica, por tanto es un puente para conectar con mi Buda interior.
Los prerrequisitos para poder practicar el tantra están muy
bien explicados en un librito de Lama Yeshe que se llama Introducción la
Tantra. Ahí dice que hacen falta tres preliminares, el camino general, que son
renuncia, bodichita y sunyata. Es algo que suena como místico, como oriental. Y
lo de renuncia no nos acaba de gustar. Lama Yeshe dice que eso se puede
traducir de la siguiente forma: la renuncia sería en realidad salir de la
insatisfacción, que quiere decir que no estamos atrapados constantemente en que
ahora quiero esto ahora no lo quiero que es lo que nos agota, nos cansa, nos
frustra, es un estado de decir "basta", quiero ser libre, no quiero
depender de nada, eso es la renuncia, salir de la insatisfacción. Después, la
bodichita de los bodisatvas es abrir el corazón, abrirse totalmente a los
demás, a todo, porque si no, qué tipo de guerrero del despertar voy a ser, qué
tipo de tantra voy a practicar, cómo voy a descubrir la plenitud en mi interior
si estoy encerrado. El tercero es la sunyata o sabiduría, disolver todas las
limitaciones del ego. El ego pone puertas a todo, esto es bueno, esto es malo,
aquí estoy yo, limitaciones, proyecciones, concreciones. La amplitud es total
apertura. Por tanto, si entendemos estas tres cosas y además de entenderlas
empezamos a desear de corazón practicarlas, ya empezamos a estar capacitados
para introducirnos en el tantra. Nuestra practica del tantra dependerá de la
experiencia que tengamos de eso.
Los lamas tibetanos, los maestros, cuando encuentran a
alguien que les dice que ha hecho doce retiros de Vajrayoguini, dicen que eso
está muy bien, pero si alguien les dice que ha meditado un poco en la renuncia,
la bodichita y el sunyata, entonces se alegran mucho porque eso es la clave del
tantra. En el tantra no se busca nada diferente, solo cambia el método, pero si
no lo entiendo bien, si no entiendo que se trata de acabar con la
insatisfacción, de abrir el corazón, de destruir las limitaciones del ego, me
estoy metiendo simplemente en otra historia del ego.
Hay cuatro niveles de tantra que dependen de la capacidad
del practicante de transformar las actitudes negativas, no entraré en detalle,
básicamente intentan destruir el apego. Según lo libres que seamos del apego,
podemos practicar más profundamente. Cada nivel es más potente que el anterior,
pero a la vez más difícil de practicar. Kalachakra forma parte del tantra más
supremo, el más elevado.
Para podernos iniciar en el tantra tradicionalmente se
considera que hace falta una iniciación, lo que quiere decir que un maestro
cualificado, que tiene una experiencia de esa energía que estamos tratando de
despertar, de ese aspecto de la mente búdica de la plenitud, nos crea una
situación en la que nosotros podamos tener una pequeña muestra de la energía.
Es como que si queremos conseguir un color de tela, si lo queremos describir es
muy difícil, pero si vas con una muestra es más fácil. Del mismo modo, si tú
tienes una experiencia de tu aspecto de tu naturaleza búdica, después con la
práctica, puedes ir conectando con él y haciéndolo crecer en ti. Pero si no
tienes esa muestra, no sabes bien qué estas buscando, con qué tienes que
identificarte. Esto es la iniciación, crear esa situación psicofísica en la que
tienes una experiencia que después con la práctica cotidiana intentarás
redescubrir y alimentar.
Esto no es fácil, desgraciadamente vivimos en tiempos
degenerados y no hay tantos maestros cualificados y probablemente tampoco hay
muchos discípulos cualificados. Pero hacemos lo que podemos y aquí aparece el
peligro de caer en el todo o nada. Hay que pensar en hacer ahora un poquito,
luego un poquito, otro más y de ese modo se crece.
El maestro espiritual con la iniciación nos abre una puerta
y nos activa el potencial para que nosotros podamos trabajar con él. Generalmente
esto se hace con un mandala, que es una representación simbólica de una
realidad psicocósmica, la realidad de la plenitud del Buda en concreto que se
trate, en nuestro caso Kalachakra. El ambiente purificado, la experiencia
purificada de cualquier deidad se manifiesta en un mandala que puede ser plano
o tridimensional, dibujado, con arena, como se hace tradicionalmente en
Kalachakra:
También puede ser como en la antigüedad, cuando había
grandes maestros y grandes discípulos, a veces el mandala se consideraba el
maestro dando una bofetada al discípulo, como la historia de Naropa. En ella se
cuenta que Naropa iba detrás de su maestro Tilopa, pidiendo la mejor enseñanza,
la mejor iniciación. Un día mientras iban por el desierto su maestro le dijo que
le iba a dar la iniciación y le pidió a Naropa un mandala, en este caso una
representación del universo como ofrenda. Naropa utilizó tierra y orina para
amasar el mandala (era gente ya fuera de las percepciones ordinarias), en el
momento que se lo ofreció al maestro, el maestro se lo estampó en la cara y así
tuvo la iniciación, la experiencia.
Pero en aquellos tiempos los discípulos estaban muy
purificados, hoy en día sería difícil hacer esto. Ahora hay toda una serie de
rituales para ayudarnos, aunque a veces aun tenemos nosotros más dificultades,
porque al estar expresados en símbolos orientales, entonces no captamos bien el
significado. Por eso lo más importante en una iniciación no es pensar que me
pierdo esto, que no he captado lo otro, en realidad es una actitud de sentir
que realmente lo estás haciendo. Por eso se dice que en el tantra lo que
funciona realmente es la fe, por eso es muy difícil. La fe quiere decir que
todo lo que yo experimento y estoy creando, lo estoy creando en mi mente, por tanto
si yo estoy creando algo positivo, lo puedo utilizar. Pero tiene que ser una fe
fundada en la experiencia, esto es budismo.
Un tema importante son los votos tántricos. Cuando uno toma
una iniciación en serio, la toma de verdad, se toman toda una serie de
compromisos y de votos que son el equivalente a hacer una práctica profesional,
que ya vamos de profesionales, de algo que requiere una deontología y unas
normas. No podemos hacer de médicos y no seguir ninguna norma, nadie se pondría
en nuestras manos. Del mismo modo si nos metemos en el tantra, nos estamos
metiendo en algo muy profundo y para que eso funcione requiere unos requisitos,
unas normas de vida, unas actitudes.
Un mantra es una conexión del sonido con la deidad, con la
manifestación de la naturaleza búdica en concreto de la que estamos hablando.
El mantra es una protección de la mente porque mientras recito el mantra, mi
mente está concentrada ahí, estoy conectando con esa energía y estoy
desconectando de las neurosis de ego. También se recomienda recitar el mantra
de la deidad de cuya iniciación tomamos, evidentemente si tomamos esa
iniciación es para practicarla. El mantra no es el aspecto más importante, pero
uno de los aspectos es la recitación del mantra. También tenemos que hacer una
práctica cotidiana de esa deidad para conectarnos y alimentar ese potencial
dentro de nosotros, es lo que se llama sadhana, que incluso se da el compromiso
de hacerla cada día. Esto ha bajado mucho, en los viejos tiempos se daba un
montón de compromisos, por ejemplo hacer una sadhana larga de una hora y media
cada día. En este mudo tan ajetreado es inviable, lo que se hace es un
compromiso de hacer una sadhana corta o recitar algunos mantras cada día. O una
cosa que hacia lama Yeshe que era muy inteligente, era decir que no hace falta
que hagas la sadhana cada día pero comprometerte a hacer una semana de retiro,
porque en una semana o diez días da tiempo a tener una experiencia realmente
incorporable.
Hay miles de deidades, pues son aspectos específicos. El budismo
tibetano es actualmente la única forma de budismo que ha preservado los tres
niveles de práctica completos e integrados. Hay otras formas de budismo en
diferentes países que han incorporado algunos aspectos pero no todos. El
budismo tibetano ha preservado totalmente el tantra con miles de deidades. Eso
tiene un problema como dicen algunos maestros, los hindúes tenían la costumbre
de practicar sólo una deidad y si realizaban esa deidad, las realizaban todas
porque todas son una plenitud. En cambio decían, nosotros los tibetanos
practicamos miles y no realizamos ninguna, como decimos nosotros aprendiz de
mucho y maestro de nada, pero la razón por la que se hace así es que practican
todas esas deidades por compasión, es una forma de preservarlas para que luego
estén disponibles para aquél que mejor le vaya. Cada persona puede elegir la
deidad con la que más conecte, ver con qué deidades tengo yo más conexión, qué
deidad me hace crecer a mí personalmente. Los tibetanos hacen el esfuerzo de
practicar las más posibles para preservarlas y ofrecerlas a todos por
generosidad.
Nosotros lo tenemos difícil hoy en día, pero tampoco es
necesario conocerlas ni todas ni muchas, como decíamos antes, se trata de que
conozcamos las básicas y después veamos cuál es mi yidam, mi deidad tutelar, la
que realmente siento conexión, la que me inspire. Cuál es esa deidad es algo
que hay que ir conociendo y consultar a un maestro que te aconseje que pruebes
algo que te vaya a ir bien y poco a poco encontrar la forma que mejor nos vaya.
No se trata de acumular deidades. Poco a poco uno ya va descubriendo su modo y
su camino.
De esas cuatro formas de práctica, Kalachakra es de la más
alta. De hecho Kalachakra es uno de los tantras más importantes, completos y
sofisticados, con lo cual no es una práctica fácil. Además incorpora todo un
sistema que no es simplemente de práctica meditativa sino que es la explicación
de todo un sistema cosmológico y de una serie de métodos prácticos y médicos.
Es un sistema muy sofisticado.
Todos los tantras vienen del Buda Sakyamuni, del Buda
histórico, lo que pasa es que los enseñaba secretamente en la forma del Buda
Vajradhara a los discípulos capacitados para entenderlo, no las daba
abiertamente, incluso a veces daba otras enseñanzas para los bodisatvas u otros
seres que tenían clarividencia y manifestaba aspectos de manera que sólo ellos
podían reconocer y recibir ése tipo de enseñanzas. En una emanación mística, el
Buda enseñó este tantra en Danyakataka, lugar que no es muy importante, y se la
dio a un rey llamado Suchandra y a una serie de 96 gobernantes que gobernaban
un reino que se llamaba Shambala. Este sitio no se sabe muy bien si era una
metáfora o un sitio físico que se podía radicar en Asia central, y aunque tenga
un aspecto físico se dice que no es asequible a todos, si no se tiene una
conexión kármica no es posible acceder al reino. La leyenda es que habrá una
sucesión de 25 reyes después de Suchandra hasta que llegue un momento que el
planeta esté en un estado de degeneración total, habrán guerras y entonces este
reino aparecerá con sus ejércitos y derrotará a todas las fuerzas del mal y
reinará otra vez un estado de paz.
Esto a veces se oye decir que si se hacen cálculos de tiempo
podría ser alrededor del 2424 pero se deja en el aire porque en oriente en
general y en la literatura tántrica no se preocupan de los aspectos de
precisión matemática como nosotros, cuando ellos narran algo no importa tanto
la fidelidad de lo que pasó como la enseñanza que podemos sacar de ella. Es
ahora en los tiempos del materialismo y del determinismo, que pedimos la
precisión aunque cueste. Es otra forma de ver las cosas, hay que tomarlo un poco
suelto y no es lo más importante.
Hay dos formas de tantra, el tantra Madre que enfatiza el
desarrollo de la sabiduría, y el tantra Padre que enfatiza el aspecto de la
compasión y el resultado de la misma que es lo que se llama el Rupakaya, la
forma de un Buda, pero no una forma física. La sabiduría nos lleva a la
experiencia de la vacuidad en la mente de un Buda.
El tantra de Kalachakra enfatiza sobre todo el aspecto de
sabiduría, como tantra tiene cinco capítulos. Kala significa tiempo y chakra
rueda, por tanto significa rueda de tiempo y se explica en forma de ciclos de
tiempo. Hay tres ciclos uno externo, otro interno y otro alternativo.
En el ciclo externo se describe el cosmos interno, el
aspecto cosmológico externo y los seres que lo habitan, explicándolo de forma
interdependiente, la interdependencia es la explicación de cómo existen las
cosas y por tanto es otro aspecto de la vacuidad. Se habla desde el aspecto de
la realidad relativa. La relación interdependiente entre el macrocosmos y el
microcosmos, cómo el cosmos nos afecta a nosotros cual es la relación y por
ejemplo describe muy bien los aspectos de los astros, la astrología, la
geografía, la historia, enfatiza en las fases lunares y está dirigido a
entender cómo podemos usar esto para el bienestar de los seres. Concretamente
el aspecto médico explica cómo las fases cosmológicas afectan al cuerpo, de
hecho esto está estudiado y lo podemos experimentar nosotros mismos a medida
que vayamos practicando, por ejemplo, según las fases de la luna, nuestra
respiración cambia, es sutil, pero cambia, hay momentos en que predomina la
inspiración por un orificio y según que fases cambia, esto ocurre con los
eclipses, la respiración cambia. Describe todas estas cosas como una forma útil
de mejorar y crecer a este nivel.
El ciclo interno describe el cosmos internos, nuestros
estado interiores, no sólo el sistema nervioso, la fuerza vital, las energías
sino también las emociones, las actitudes y cómo podemos trabajar todo eso para
crecer espiritualmente. Por tanto aquí lo que explica son las funciones del
cuerpo y de la mente, cómo funciona los impulsos, las emociones, las actitudes
y los aspectos físicos.
El ciclo alternativo habla en el aspecto absoluto y
metafísico, cómo es la realidad profunda de las cosas más allá de la percepción
convencional del ego, entramos en la vacuidad. Por tanto se explican los
métodos de yoga, las prácticas para acceder a la experiencia de la realidad
profunda de nuestra plenitud, este estado en el que no hay dualidad, no hay
aferramiento al yo. Lo que se experimenta es ese mundo de no dualidad, ese
mundo de plenitud.
Esta sería la práctica propiamente dicha del tantra de
Kalachakra, lo que normalmente entendemos por la práctica del tantra que como
todo tantra supremo tiene dos niveles, el estado de generación y el de
completación o consumación, el de generación es el estado de desarrollo,
empezamos a familiarizarnos con la deidad, a desarrollar la concentración con
su mandala, y empezamos a reunir todos los elementos para que en el segundo estado,
el de consumación, podamos realmente ya empezar a tener una experiencia real
del tantra, de esa práctica y por tanto de nuestra propia naturaleza búdica. En
la primera frase preparamos todos los elementos, como la preparación de
ingredientes antes de cocinar un plato y empezar a cocinarlo, y en la segunda
fase nos comemos el plato. Para que podamos entender cómo sabe el plato,
necesitamos una iniciación, probar un poco del plato que vamos a cocinar.
En la iniciación de Kalachakra en la que el maestro intenta
activarnos esa potencialidad, esa experiencia, hay una gran iniciación, una
iniciación extensa que es la que normalmente da el Dalai Lama, que es una
iniciación que se compone de once etapas, once iniciaciones pequeñas, siete de
ellas son etapas para introducirte gradualmente en la experiencia espiritual,
del mismo modo que hay siete etapas en la niñez en la que va ganando madurez, y
entras gradualmente en esa experiencia y después hay cuatro etapas que ya
tienes en la madurez y las iniciaciones son más trascendentales, más profundas.
Esto es algo que hace el maestro, nosotros no tenemos que preocuparnos. Hay un
libro que explica todo el proceso Iniciación al tantra de Kalachakra. Lo que se
hace entre otras cosas es la purificación del cuerpo y la mente, purificar en
el sentido de desconectar de los aspectos negativos de cuerpo, habla y mente y
empezar a conectar y reconocer los aspectos positivos, puros y perfectos del
cuerpo habla y mente de un Buda. También se transmite el mantra y uno es
introducido en el mandala de Kalachakra, en la realidad psicofísica de la
deidad.
Kalachakra es una deidad con un cierto aspecto, varias
caras, varios brazos, en puridad, la imagen no se puede mostrar hasta la
iniciación, aunque hoy en día se ven las imágenes por todas partes. No es fácil
visualizarse como esa deidad, cuatro caras, veinticuatro brazos, todas tienen
un simbolismo, en el mandala de Kalachakra hay 722 deidades, se supone que,
llegados a un punto, somos capaces de identificarnos totalmente con la deidad
principal y ver con detalle las 722 deidades con todos sus atributos. Por
tanto, no es una práctica fácil para principiantes, pero si uno persevera puede
llegar a verlo, el Buda era como nosotros y se iluminó.
La iniciación normalmente dura tres días y generalmente se
hace después una explicación de una práctica sencilla que el Yoga del Maestro
en conexión con Kalachakra, que es probablemente la práctica que se ofrecerá
para aquellos que quieran hacerla, porque es una práctica simplificada,
sencilla y breve y asequible a nuestro nivel.
Esta no es una iniciación común, no la puede dar cualquier
maestro, sólo la dan grandes maestros, entre los que se encuentra Lama Kirti,
por tanto es una gran ocasión. Pero si miramos todos los requisitos, podemos
preguntarnos si estamos cualificados para tomar de verdad la iniciación.
Probablemente no, pero en cualquier caso, aunque no seamos capaces de tomar
todos esos votos, si lo miramos como una ocasión increíble, como una gran
inspiración que podemos recibir, como una conexión muy buena con un ejemplo
vivo de esos bodisatvas, esos seres dedicados totalmente a los demás, que su
vida es una constante práctica de ese amor universal, seguro que vamos a
recibir mucho. Por tanto lo fundamental es conectar con esa energía, no nos
preocupemos tanto de los aspectos técnicos, porque es seguro que podemos
captarlo y nos va a ayudar. Después, en función de nuestra capacidad, ya
practicaremos, hay que tener una buena actitud fundamental.
Que uno tome la iniciación no va a ser malo, pero puede
haber una mala actitud con que uno la tome, o una malinterpretación, o dejarse
llevar por actitudes que no son las correctas, si lo tomo con actitud
judeocristiana, del bien y el mal, "tengo que", "los
compromisos"... Uno puede tener la intención de comerse el mundo pero
luego viene la vida cotidiana que puede ser dura. Es importante que una persona
vaya paso por paso, que vaya introduciendo mejoras realistas, entendiendo que
uno no vive en la altiplanicie tibetana y que todo esto hay que adaptarlo y
llevarlo a la vida cotidiana. El Dharma siempre es para facilitarnos la vida,
si nos la complica es que hay algo que no hemos entendido bien, a nadie le va a
hacer daño el acabar con la insatisfacción, el abrir su corazón, el soltar las
limitaciones. Otro peligro importante con el tantra en occidente, es que estas
iniciaciones se organizan en centros públicos y aparecen personas con problemas
psicológicos y ellos malutilizan la iniciación para meterse más en su psicosis,
pero el problema no es de la iniciación sino de la persona. La intención
correcta es venir a la iniciación, a ver un maestro e intentar impregnarse de
la energía positiva de un gran bodisatva. Lo más importante es entender lo
prerrequisititos, soltar la insatisfacción, abrir el corazón y quitarse las
limitaciones. El tantra y Kalachakra son para eso y no debemos dejar que los
árboles no nos dejen ver el bosque, no perderse en lo accesorio y dejar lo
esencial. En el tantra se necesita asesoramiento cualificado de alguien con
experiencia. El lama existe en función del discípulo, la auténtica
interconexión ha de ser por parte de ambos.
Nosotros tenemos el problema del salto cultural, los
maestros son intachables pero el desfase cultural crea dificultades de
comunicación, maestros y discípulos no se entienden bien e induce a errores
producto de nuestro karma. Es mejor usar el sentido común para ayudarnos a
conectar con el maestro interior y estar tranquilos para no conectarnos con el
ego. Recordar que el que no quiere ser imperfecto es el ego. Se puede asistir a
la iniciación y tomar los votos más adelante, pensar en recibir lo máximo para
uno y después se irá creciendo. El camino medio es el correcto, ni "pobre
de mí" ni "me voy a comer el mundo". El haber tomado refugio es
imprescindible en una iniciación, el refugio está incluido en la iniciación.
Los votos tántricos no se pueden decir públicamente, los
dicen en la iniciación, pero básicamente son practicar cada día las seis
perfecciones de forma concreta. Previamente hay que tomar los votos del
bodisatva, que son en esencia beneficiar a todos los demás seres sin excepción,
y como mínimo, están basados en los votos de liberación personal que se
recomiendan a todo practicante budista, no matar, no robar, no mentir, mantener
conducta sexual correcta y no tomar intoxicantes. Aun así, no hace falta tomar
los cinco, se recomienda como mínimo el de no matar. Hay dificultades, por
ejemplo si matar insectos está incluido, en tal caso hay que tener en cuenta
que es un camino gradual, no podemos ser bodisatvas de la noche a la mañana.
Kalu Rimpoché decía "cuando me abro a todo descubro que la realidad es
todo y yo soy todo, y cuando descubro eso, descubro que no soy nada, eso es
todo". Comencemos por tomarnos menos en serio a nosotros mismos.