Monday, August 29, 2011

Orientaciones visionarias... incómodas: Lovecraft



1- Introducción

Resulta casi una regla de oro que, prácticamente, todos los intelectuales que analizan la obra de H.P Lovecraft se concentren en aspectos meramente literarios de orden estrictamente formal, y que invariablemente todos insistan, (hasta la neurosis), en subrayar sus discrepancias con respecto a la personalidad y tendencias políticas del autor de Providence; esto, sin descuidar por supuesto el morbo que significa regodearse en las supuestas tendencias esquizofrenicas, misoginias y otras tantas patologías que torturaban supuestamente al “pobre” de Lovecraft. Todos esos apéndices verborreicos e insanos llamados muy académicamente prefacios, con sus sesudos y extensos prólogos, y con sus artísticas contraportadas, lo único que intentan es satisfacer la visión ideológica de los propios prologuistas. La mayoría de estos escritores y analistas literarios de la actualidad, (por lo general gente de izquierda comprometida con el stablishment) se devanan los sesos al intentar diseccionar la personalidad de un autor como Lovecraft que es a todas luces extraordinario, pero que, desgraciadamente para ellos es, justamente, lo opuesto a sí mismos y a su pensamiento materialista, es decir: Lovecraft es un incomodo referente totémico de lo que significa ser un auténtico antisistema, en otras palabras, un racialista, un conservador xenófobo, un supremacista convencido, un cultor de la estética del pasado, un pagano a tiempo completo, y un creyente en el renacimiento de la raza aria. De modo que toda la verborrea que acompaña a la mayoría de las publicaciones de la obra de lovecraft, (sobre todo en las versiones al castellano), lo que realmente pretenden es explicar lo inexplicable a unas mentes ya de por si imposibilitadas no solo para comprender y aceptar, sino ademas, para comunicar honestamente al publico lector el fondo del asunto y el sustrato arquetípico que duerme bajo capas y capas de fango freudiano y racionalista que los mismos comentaristas han arrojado a lo largo de la obra y sobre la persona de Lovecraft. Lo mismo pasa con otros genios incómodos de la misma orientación visionaria que Lovecraft: Poe, Nietzsche, Tolkien, Verne, Dickens, Borges, Pound, Blake, Carlyle, Clark Ashton, Robert E Howard y un largísimo etcétera de los mas poderosos e inalcanzables dioses literarios que jamás el mundo contemplo; todos ellos racistas, todos ellos con un pie en el pasado, todos cantores de una lejana edad dorada, y por supuesto guerreros feroces de la batalla cultural que se inició hace siglos contra el padre demonio de esta tierra y su estrategia cultural de dominio racional. Desde luego la única dimensión en la que podemos percibir el mensaje de fondo implícito en las obras de estos gigantes, es a través del espíritu sanguíneo: Solo la sangre aria puede decodificar el mensaje oculto en la obra de estos maestros. En definitiva, para los superfluos analistas y escritores políticamente correctos de la actualidad, Lovecraft es un cuasi-demente por razones equivocadas para ellos: Primero porque estaba afiliado al partido nazi americano, y segundo por su asepsia racial y reiterada afirmación aristocrática. Sin embargo, por más exégesis retorcidas que usen para separar la obra de Lovecraft de su supuesta personalidad enferma, creando una dicotomía inexistente y presentándonos al autor como una especie de engendro extraño; con todo y esto nos resistimos a creer que un hombre con el talento creador de Lovecraft, con su exquisito estilo literario y hábitos de vida racionales y controlados, padeciera algo similar a la demencia que ellos pregonan. Solo podemos pensar que tal insistencia tiene su origen en el marketing indispensable para vender los libros de un “loco genial”. Lovecraft era profundamente racista, y como veremos más adelante esta convicción tenía una razón mucho más profunda y desde luego mucho más consecuente. Por ejemplo, desde el punto de vista racialista, lo lógico y normal era que Lovecraft se adhiriera al partido nazi americano, como efectivamente hizo. Esto en si, no tiene nada de demencia, al contrario, locura seria que, siendo racista, se hubiese afiliado al sindicato de zapateros italianos, por ejemplo. Tampoco se cuido Lovecraft de ocultar sus credenciales aristocráticas familiares. En esto tampoco encuentro nada demencial, si acaso orgullo de saberse pertenecido a una antigua estirpe británica. Por todas estas razones he considerado necesario, antes de entrar a la cuestión de fondo, limpiar de excremento intelectualoide el frontispicio que enmarca el nombre de Howard Phillips Lovecraft, el genio de Providence, el profeta oscuro del terror gótico subyacente en la sangre del hombre ario, y además, muy posiblemente, uno de los más grandes escritores de todos lo tiempos.

Se puede decir sin temor, que en la pluma de este autor está potenciado el espíritu gótico original: Lovecraft es la quintaesencia del horror ancestral y del devenir histórico de la literatura de este género. No es casual que Lovecraft aporte al bagaje literario ario, el elemento cósmico, el cual vendría a ser algo así como un Gotterdammerung, u ocaso de los dioses de la literatura gótica de horror. Tampoco es coincidencia que con la muerte de Lovecraft se cierre un ciclo que coincide con la caída de la Alemania Nazi, otro arquetipo de pueblo ario traicionado por las leyes demiúrgicas. Lovecraft acerca al lector ario a lo ciclópeo de lo desconocido, cumpliendo una extraordinaria función dimensional de apertura a lo trascendentemente divino. Pero sobre todo Lovecraft es el avatara que conjura y estremece los sentidos y carga la percepción, alertando al hombre blanco, de la realidad interna trágica que significo el descenso de la raza aria.

2- Origen metafísico del terror

Una gran batalla cósmica aconteció antes del tiempo donde los divinos Hiperbóreos fueron traicionados por otros dioses como parte de un plan gestado por el demiurgo para dotar de conciencia y sabiduría su creación, en esta caída el demiurgo utilizó a los siddhas traidores para voltear la esfera espiritual de los Siddhas Hiperbóreos y así dispersar su conciencia hacia afuera, haciendo divergente lo espiritual y anteponiendo su creación al yo absoluto del Siddha divino, distorsionando su ser y encadenando los espíritus eternos a la materia. Luego los Sagrados Siddhas devienen al mezclar su sangre pura con el pasú o homínido creado por el demiurgo, dando origen al Viryas con linaje Hiperbóreo pero sin memoria ni conciencia plena de su ser. Con magia negra el demiurgo utilizó la fuerza ígnea de los Hiperbóreos como motor de gestación alquímica para crear cultura y evolución tecnológica. Es precisamente desde estos tiempos arcaicos donde es introducido el miedo y el terror a lo desconocido en el sentir y pensar del ario, donde comienza a ser desligado de su origen divino, se crea en la mente del virya una barrera artificial, una infinita y absoluta sombra ilusoria arquetípica, desplegando una terrible confusión gnoseológica en el espíritu sanguíneo del virya haciendo crecer cada vez mas su olvido y debilitando su valor y arrojo natural. Desde luego la guerra continuó en muchos planos de la existencia y en el devenir de los milenios ha habido cíclicamente momentos cumbre donde la sangre Hiperbórea se manifiesta en contra de la materia y trata de hacer enlace con sus orígenes sagrados, aferrándose a su intuición sanguínea con la esperanza de remontar la involución para regresar a su espléndida morada ancestral. Lovecraft como uno de los héroes contemporáneos de la estrategia Hiperbórea retrata con su mitología lo siniestro, los eventos cósmicos acontecidos desde los tiempos primordiales, aferra su mente al pasado prestigioso y niega el presente, intuye sabiamente que es preciso el enfrentamiento con ese miedo a lo desconocido, con ese terror al despojarse de todo lo presente cómodo y horizontal de nuestra época actual y es aquí precisamente donde se pone a prueba la pureza de sangre y su valor irracional y supremo.

Lovecraft opera sobre el lienzo de la literatura fantástica, pues es el único medio disponible para hacer manifiestos sus principios mitológicos dentro de la estrategia de guerra cultural de nuestros tiempos, también por que la dimensión fantástica rompe el orden cósmico creado por el demiurgo y se eleva sobre la materia (además es más grande que ella) y sustrae el espíritu del virya hacia niveles superiores. Podríamos decir de manera extensiva sobre el arte gótico, que es: una plasmación estética aria que sustrae de lo existente las formas más sutiles y oscuras que entrelazan nuestra psiquis, con lo sobrenatural. La belleza gótica se concibe como una forma que sugiere lo imperceptible y se basa en lo antiguo, lo secreto, triste y nostálgico. Pero sobre todo, hace referencia a lo nostálgico y horroroso. Es una concepción que nace del miedo abismal y vertiginoso latente en el alma aria. También lo gótico es el sustrato de la visión estética aria acerca de lo sobrenatural y de las fuerzas cósmicas que entrelazan y dominan todo lo creado por el demiurgo. Lo gótico, en su horror frío, nos anuncia que el Virya, o espíritu ario está encadenado a la obra material del demiurgo y a su continuo crear… sin saberlo, el ario aporta creación a esa obra, le da sentido y la contempla posteriormente, de igual modo que el demiurgo crea el universo para su contemplación y placer (la estrategia del demiurgo es la cultura por que ésta es conciencia de la materia). En el Virya, o espíritu ario ha subsistido por su pureza de sangre un principio hermético de “presentimiento carismático espiritual”, en donde sobreviven los diferentes aspectos de esa falsa creación demiúrgica. Lovecraft define un universo complejo y fenoménico que fue específicamente proyectado en su orden matérico para producir ilusiones y apariencias, pero que, ante el cual, se yergue la manifestación sensible y profunda de lo esencialmente sobrenatural, esto es: la aterrorizada alma aria. Un alma aria que, cuando eventualmente toma conciencia, rompe, en su espanto abismal, con la esfera sensorial primaria impuesta, utilizando para ello elementos sutiles de ella misma. Esto en definitiva, seria en esencia lo gótico.

3- Mitología de Lovecraft

La obra de Lovecraft es la visión mágica-preternatural establecida en forma de “miedos arquetípicos”, según la concepción junguiana. Lovecraft crea o adivina una historia mítica-sagrada, con un panteón de seres oscuros indescriptibles por proceder de un universo dimensional intraducible a formas físicas. Algunos de estos seres innominados fueron derrotados en una gran guerra antes del nacimiento del tiempo. Del otro lado tenemos a los primordiales o primigenios triunfadores comandados por el gran Cthulhu, presumiblemente, una forma Jehovítica.

Es importante subrayar que cuando hablamos de mito hablamos de una ardua tarea desde el punto de vista cultural e histórico; incluso existen algunas definiciones que descartan la seriedad del término, pero es precisamente aquí en donde reside el gran aporte de Lovecraft, quien al plantear su visión tétrica del cosmos entronca con la visión cosmogónica fundamental. Esto significa que Lovecraft confronta finalmente a las dos fuerzas en conflicto: por un lado la imposición establecida por Cthulhu y sus primordiales a través del pacto cultural, y por otro a Nodens, el dios arquetípico del pacto de sangre, derrotado y condenado al abismo. Esta pretérita batalla sigue manifestándose en nuestro plano fisico cotidiano. El pensamiento, o pacto cultural vendría a ser todo lo que involucra la razón, la lógica positiva y la ciencia evolucionista. En tanto el pacto de sangre vendría a estar representado por el romanticismo, el pensamiento mágico, la angustia cósmica y la profundización en la estructura psíquica aria heredada. Dentro de lo que se denomina el pacto de sangre está incluido lo que Lovecraft llama la atmósfera, o construcción arquitectónica del horror, aquí es donde sobrevive lo innombrable (valga decir que esta atmósfera es materia potenciada alquímicamente hacia lo espiritual). Es el paisaje o geografía emocional percibida por la sangre. El mismo Lovecraft la define cuando dice que: “la atmósfera es lo mas importante, pues el criterio final de la autenticidad no es la construcción del argumento, sino la creación de una sensación dada”. Esta sensación dada, es lo verdaderamente de fondo y lo percibido por la sangre aria; no importa si el argumento o drama es arquetípico o especulativo.

Lovecraft es un conocedor intuitivo y un canalizador avatárico del pasado y el esplendor de la sangre aria. Intuye con profundidad el misterio indeleble de la sobrenatural apetencia del ario a lo inmenso y desconocido, a su lucha interna por liberar el poder del espíritu y vencer con gloria las cadenas de la materia. Explora las posibilidades metafísicas por medio de metáforas oscuras develando laberintos supra-humanos con construcciones atmosféricas hilvanadas de sustento trágico y macabras alegorías. Sustrae del pasado esotérico, arqueológico y mitológico las imágenes arquetípicas que sustentan la tragedia cósmica que, desde los albores del tiempo se gesta en todo plano de la existencia.

Lovecraft fundamenta su escatológica cosmovisión en una genuina teogonía fantástica en la que mora toda una jerarquía de deidades provenientes de otras esferas energéticas dimensionales, y de otros planos inimaginables, que acechan continuamente al ser humano esperando con malévola paciencia el instante de concluir su plan de destrucción.

En las narraciones Lovecraftianas la atmósfera de horror gótico alcanzan la cúspide de lo fantástico y sobrecogedor. Desafía lo existente e infunde un estremecimiento anímico con sutiles conceptos ocultistas y especulaciones científicas de las que se vale en no pocas ocasiones. Podemos afirmar que lo preternatural y quimérico representa una dimensión extrema que ejerce una gran atracción en el Virya o espíritu ario, por las razones que exponemos a continuación:

1- Es un espacio heroico trascendental que estimula y hace entrar en una frecuencia superior a la sangre o mejor diríamos que, la atmósfera horrorifica logra captar a la vibración superior de la sangre.

2- Evoca la memoria arquetípica primordial de los inicios misteriosos de la mente aria.

3- Une por momentos nuestros miedos internos a las esferas cognoscitivas y sensoriales creando posibilidades y certezas que vuelven reales lo fantástico.

4- Hace contacto vital con los supra estadios de la mente; y en ella, el espíritu ario y su eterna vocación de aventura y misterios enfrentan su interior y viven en angustia y eterno descontento con el mundo cotidiano, monocorde y perecedero de la existencia humana.

5- Libera el espíritu ario, dimensionando la mente hacia lo interior.

6- Nos pone en contacto con nuestra sombra, para la batalla final…

El terror y lo preternatural existen y prevalecen tomando diferentes formas desde el advenimiento de los Viryas, o espíritus arios, atrapándolos en las dimensiones menos sutiles, desde el momento mismo de la caída trágica de los divinos hiperbóreos, el terror retrata este acontecimiento mítico. El mito vive oculto en el terror, se viste de Gárgola, de monstruo, de mansión, de ruinas, de luz mortecina de ultratumba, pero también de aquello que es desconocido y se esconde para sorprendernos en las esquinas oscuras y neblinosas de nuestra alma. Horror es la lucha del Virya, o espíritu ario por no olvidar sus orígenes, por que su sangre aria no sea borrada en este ocaso de dioses al que estamos asistiendo: al Ragnarok en donde los agentes del demiurgo intentaran definitivamente suprimir nuestra sangre grandiosa…

El espanto, la literatura fantástica y el terror gótico del cual Lovecraft es su última manifestación, guardan ese último espacio mágico de ensoñación y conciencia trágica donde se simboliza y manifiesta la guerra cósmica que nos precede desde siempre. El horror gótico es la liturgia y el credo de la sangre aria angustiada, ante el abismo que se abre a sus pies.